Monstruario

Collage en cartón con papel de novelas gráficas de los 50 y 60 + viejas fotocopias.

Cuando una especie ha comenzado a comenzado a hablar, ya no puede dejar de hacerlo. El lenguaje es uno de los dones que se acepta por vía de ensayo, a prueba. El lenguaje inhibe muchos de nuestros instintos animales, a los que ya no-nunca mas-podremos recurrir, nos hemos apartado definitivamente del reino animal: el mamífero que viene al mundo con un arcaico equipo de reflejos tiene que despojarse de él a las pocas semanas para poder desarrollarse normalmente, es decir para transformarse en ser humano. Los lóbulos frontales del neo córtex han asumido el mando. La cultura es un producto. El lenguaje, medio de la tradición, su fundamento.

¿Qué me deja insatisfecha? La desconfianza en mi misma. Mi cerebro extraordinariamente sensible al lenguaje, debe estar programado precisamente por este medio para valores de esa cultura: probablemente ni siquiera sea posible formular las preguntas que me podrían conducir a respuestas radicales. La luz del lenguaje ha sumido en al oscuridad zonas enteras de mi mundo interior que quizás estuvieron en penumbra en el tiempo anterior al lenguaje. No me acuerdo. En algún momento o en muchos momentos, hemos debido de incorporar aquella fiereza, aquella irracionalidad, aquella animalidad en la cultura, que precisamente fue creada para domar lo indomado. El saurio que hay en nosotros golpea con la cola. El animal salvaje que llevamos dentro ruge. (pag 112 – Christa Wolf  { accidente)